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El sábado 7 de octubre de 2023 se inauguró la plaza Rita Ribeiro, detallamos la importancia de espacios públicos en todos los rincones de nuestra localidad:
Espacio para la comunidad: Una plaza es un lugar de encuentro para la comunidad local. Proporciona un espacio al aire libre donde las personas pueden reunirse, socializar y participar en actividades recreativas. Esto fomenta la cohesión social y fortalece los lazos comunitarios.
Mejora de la calidad de vida: La creación de una plaza ofrece a los residentes locales un lugar agradable para relajarse y disfrutar del aire libre. Proporciona oportunidades para actividades deportivas, juegos para niños, ejercicios al aire libre y actividades culturales, lo que contribuye a una vida más activa y saludable.
Fomento del bienestar emocional: Tener un espacio verde y atractivo en el barrio puede tener un impacto positivo en la salud mental de los residentes. Las plazas ofrecen un refugio de la vida urbana, un lugar donde las personas pueden relajarse y desconectar del estrés diario.
Promoción de la cultura y el arte: Muchas plazas albergan eventos culturales y artísticos, como conciertos, ferias de artesanía y exhibiciones. Estos eventos no solo enriquecen la vida cultural de la comunidad, sino que también brindan oportunidades para que los artistas locales muestren su talento.
Beneficios económicos: La existencia de una plaza puede aumentar el atractivo de un barrio y, a su vez, elevar el valor de las propiedades circundantes. Además, los comerciantes locales pueden beneficiarse de la afluencia de personas a la plaza y a los eventos que allí se realizan.
Fortalecimiento de la identidad local: Las plazas a menudo se diseñan para reflejar la historia y la cultura de la comunidad. Esto ayuda a preservar la identidad local y promover un sentido de pertenencia entre los residentes.
Mejora de la seguridad: Un espacio público bien iluminado y frecuentado suele ser menos propenso a la delincuencia. La presencia de residentes y visitantes en la plaza puede contribuir a un entorno más seguro en el barrio.
La primera mujer que votó en Latinoamérica lo hizo en esta ocasión y se llamaba Rita Rebeira, quien era inmigrante brasileña y tenía noventa años. Once años tuvieron que pasar para que se aprobara el voto femenino, en 1938, en las elecciones nacionales.